Mi ser tiene tu marca,
mi vida sigue rastreando tus huellas en cada cosa que vivo...
«¡Apágame los ojos y Te veré todavía,
vuélveme sordo y oiré Tu voz,
trúncame los pies y correré Tu camino,
sin habla, y a Ti elevaré oraciones!
Rómpeme los brazos y yo Te estrecharé
con mi corazón, vuelto, de repente, mano;
si paras mi corazón, latirá mi cerebro,
quémale también y mi sangre, entonces,
Te acogerá, Señor, en cada gota».
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